Me
preguntaste y te respondí,
me
escuchaste y te hablé.
Te
entregaste y me entregué,
me abrí
y te abriste,
confié…
Pero no
eras pájaro de primavera,
tampoco
témpano,
más
bien colibrí
que ha
olvidado su medio,
que ha
parado de buscar
aventuras
y esfuerzos
Que se
ha olvidado
de cruzar
fronteras,
del
nombre de los nombres,
que
espera en la madriguera…
Tu
mirada dejó de ser felina
y se
volvió oscura,
como el
futuro sin presente,
como
olas sordas,
sin
significados…
Desconfiado,
sorprendido,
impresionado,
me
pregunto por mí,
(y no
por ti),
y el
alma y el corazón me acogen,
como
una madre, como un amigo,
como un
amante
y como un hermano.