8/5/16

Olvido

Mezclado con los murmullos
de radios y televisores,
de aperturas y debates
corrupciones y esperanzas,
de un programa
y de otro
de una cadena, de una empresa
de una línea editorial,
del presentador de turno
la estrella invitada,
publicidades acompasadas
y otras chirriantes,
tanto tiempo gastado...
que dejé de escuchar,
verdaderamente,
las voces implícitas
los susurros y los detalles
y el fondo de las cosas,
fuesen alegres o transformadoras,
oscuras o maquiavélicas.
¿Por qué sucedió?
Si subir los precios baja la dignidad
pero no la eleva.
Si las palabras se mastican
pero no se digieren.
Si los sueños prometidos dejaron de ser
barcos de papel en manos de un niño.
Si todo se pudrió desde el momento
en el que decidimos naufragar.
Hundirnos en el oleaje diario, y
dejar encima la bandera nuestra:
el precio por estar vivos.
Tal es esa certeza fenoménica,
de tal calibre es el olvido de sí
que podemos vivir felices y entregados,
pero el día dichoso, ese que llegará,
como herida suave o como golpe de infarto,
nos arrancará los ojos y no veremos nada,
solo la sombra de lo que fuimos
o el brillo de lo que hubiéramos sido.
Y solo ahí en ese momento,
agradecermos, no salir en las noticias.