13/6/22

Retrato de un lugar de esos...

    Siempre me ha llamado la atención, los lugares en los que, aparentemente, todo está bien, todo es elegante, o bien distribuido o proporcionado, o bien decorado, o amplio, bien iluminado o, simplemente, moderno. Muchas veces, detrás de todo ese esfuerzo, de toda esa puesta en escena, se esconden los esqueletos, la tramoya, las bisagras, los soportes, las soldaduras o las juntas. Aunque a veces, detrás de la iluminación del escenario o de los focos del aeropuerto, se camufla el polvo que ni se ha visto ni se verá, solo si no te fijas; se disimula una tabla de contrachapado que muestra sus tripas, aunque lo que realmente expone es un anuncio de una empresa que cotiza en bolsa. 

Las azoteas, el fondo de los baúles, los armarios que guardan los productos de limpieza... Hay lugares que no queremos ver pero están, lugares ocultos, prestados de alquiler para las máquinas de aire acondicionado, los cables tirados por el suelo en lugares abandonados a la vista. Y más abajo, la precisión, el orden, la medida y la exactitud. Y mientras tanto, nos ponemos el esmoquin que nos protege del pijama arrugado, del vello indeseado, la barriga que no está a juego con las luces de neón, y las uñas, nuestras vísceras y secretos más profundos e inenarrados por la misma vergüenza y pereza que nos da no ver aquel cable en la azotea que está mal encajado y ajustado a la pared. 

¡Silencio! Se oye una voz, sale una palabra precisa y preciosa de mi bolígrafo que trata, tal vez, de acallar todo el mundo interior, que no soy capaz de ver ni de ordenar.

6/5/22

Un manual

Me gustaría recodar lo que ya no vendrá,

sostener el presente (aunque sea aciago)

e intentar estar más en silencio

porque, realmente, somos aves de paso,

migrantes sin una ubicación fija

a pesar del afán de nuestras distracciones,

juguetes, pasatiempos y otras tantas inclinaciones.

Asomarse al mirador de la vida

nos violenta y nos impresiona,

detenerse realmente sin poder:

interpretar, dar un vuelco o cambiar de rumbo, 

solo con una mochila y poco más,

tal vez sin nada, tal vez despojado de cualquier objeto.

Solo estando, viviendo y siendo y tal vez,

si creemos en lo dulce de la existencia:

creamos.

29/4/22

Que la Vida iba en serio

 

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

 

Jaime Gil de Biedma

21/3/22

Sabiduría

Palabras como puentes

personas, promesas...

Seres que alumbran,

sabios que enseñan 

que muestran el camino

que alienta,

con las leves o temidas olas

en las profundas selvas,

donde la negrura del terror

olvidó la alegría eterna,

allí están sus brazos,

su mirada y sus respuestas.

2/3/22

Los días no predichos

Si te vas, espérame.

Si te quedas, vamos a marchar juntos.

Si el silencio grita, hazme una señal.

Si se oyen demasiados ruidos

crea una atmósfera de paz. 

Porque,

nada de lo que es mentira es del todo real,

nadie conoce la perfección hasta errar y

nunca se sabe lo que es la comunicación perfecta,

ni jamás se llegará a ningún lugar 

sin amar. 

Compartir es real, 

creer en la vida con mayúsculas

exige sacrificios.

Lo que existe de verdad

es la suma de la paciencia 

y de la verdadera espera:

la del alma y su hogar.

Ninguna otra lógica le vale.