7/12/16

El alma en los pies

La funambulista iba a comenzar la actuación. Todos la miraban. Era el espectáculo central, para el público que pagaba alegremente y para sus compañeros: al día siguiente contraía matrimonio. Su novio, el funambulista que estaba al otro lado de la cuerda, tenía que esperar a que ella se situara en el centro. Las fieras y los payasos enmudecieron. Adelantó un pie mirándole intensamente y se detuvo. Y en lo más hondo de su malla recordaba el peso de tres frases inoportunas: dar el primer paso; sí, acepto y para siempre. Y la fragilidad del instante incomunicado se transformó en futuro.

2/12/16

Maestra Sherezade



Cada noche visitaba en sueños a la muerte. Con una chistera negra, zapatos a juego y traje azul, la esperaba en un banco fractal de múltiples colores. Al llegar a la fase REM, ella hacía su aparición. Contenta y sin guadaña venía presurosa pero calmada, nunca había conocido a nadie que la esperara sentado. Él era un embaucador y siempre la seducía. La muerte, segura de sí, se dejaba llevar; hacían el amor en la 5ª dimensión, y cuando ella se quedaba dormida, él se ponía la ropa y se despertaba del sueño. Con muchas ganas de vivir.

23/11/16

El nº 17




No dudó. Se precipitó sobre la almohada tratando de matar al mosquito. Encendió la luz, y sus ojos, y volvió a escuchar el ajetreo de la Navidad: sonidos infantiles, risas progresivas, jinglebells de la temporada pasada. Todo era diabólicamente mezquino. Él tenía fobia social y esa noche iba a tener su primera cita. Anochecía y, aunque no era la hora de dormir, quería olvidar o hacerse fuerte, tal vez fuera esa la oportunidad de su vida para alejar el caos y encontrar la paz bajo la tranquilizadora mirada de Matilde. ¿Era su nombre real o sólo un nick? Le dio igual, se aseó, se vistió con ropa, tan poco actual como los villancicos que escuchaba, y con el corazón al ritmo de una zambomba trató de respirar.
Fuera, un grupo de teatro amateur celebraba su peculiar "noche en blanco". Las carcajadas se sucedían en torno a ellos. Como diez universitarios, vestidos con esmoquin y trajes de noche de diferentes colores, llenos de confeti y ataviados con matasuegras recibían al 2017 un poco pronto. Diciembre y sus compras no había aparecido en el calendario del teléfono móvil. Risas y risas, calle arriba. La complicidad se hacía manifestación. Se pararon en el número 17 de la calle principal y ahí iba a terminar la performance.
En la 4ª planta del mismo número, el intranquilo enamorado había encendido y apagado las luces del salón varias veces. Luego había seguido con la puerta de entrada. Bajó las escaleras sin encender la luz pensando que era una manera de retrasar el contacto. Con pisada débil, descendió las escaleras ceremonioso y con recelo, porque en su mente seguía oyendo las extravagancias navideñas. Pero a medida que se acercaba al exterior se hizo silencio. Fuera, los actores culminaban el espectáculo. "Un minuto de silencio por el 2016", decían. Justo lo que el tardó en soltar el pasamanos y aproximarse a la puerta principal. Por un instante pensó que las calles se habían vaciado, pero no le cuadraba porque oía risas a destiempo. Coincidió el segundo 60 justo cuando abrió la puerta y todos los ojos le miraron, fue el sonido de la puerta cerrándose lo que le delató: "feliz 2017", le dijo una actriz, dándole la réplica. Levemente sonrió. Y toda la calle mirando en todas las direcciones respondieron al unísono: "¡feliz 2017!", mientras sus pies gravitaron por primera vez en la calle, fusionándose con la multitud.

30/10/16

Canción olorosa

He visto puertas abiertas
y ventanas cerradas
por las que no se puede huir.

He soñado con el mundo
lo he visto con ojos tristes,
fantasía de una mente inquieta
y un alma quejumbrosa.

He ido de acá para allá
y nadie tiene la respuesta
del sol y de la luna, qué menos,
todo el mundo habla y casi nadie
hace partícipe el miedo.

El horror de la falta de sendero
cuando se regresa
y oscurece en la montaña.

Hay una canción olorosa, por contra,
que siempre está, sutil y bella
trinando del árbol cuando me detengo.
Y aún estando oscura la madrugada
alegra, pero tengo miedo.

Me llama por mi nombre y no la reconozco.
Tal vez no sea yo a quien busca.
Quizá me mira y no me ve,
me oye, escuchándome, alargando la mañana
adelantando la luz y el albor.

Sorpresivo,
oigo el trinar del árbol melodioso, a tientas,
antesala de una luz que tiñe el cielo de esperanza.

Es de noche en mí y día ahí fuera.
Pero puedo ver la luz...
y reconciliarme con su canto.

14/9/16

Dos maneras

Nacer con la tarea hecha o ir viviendo y retomarla.
Partir, crecer y entregarse
saborear los colores, enmudeciendo
saltar de la cama con una sorpresa
encontrar el rastro, seguir la huella.

Habitar el fin, poseerlo desde dentro,
abrir las ventanas interiores:
"todo está hecho".

Y mientras, llueve en las esquinas
de aquel que maldice su sonido.
El placer deja de saber a posibilidad
y queda relegado a consuelo.

Y por mucho que canten los pájaros,
siempre llorarán los niños en el corazón.

Dos maneras, dos caminos que contienen la palabra.
dos fuerzas que se saben dependientes.
Y no es una estación solamente,
es la actitud universal de un corazón sereno, bravo,
desesperado y deseoso de:
amar lo que ha creado.

8/5/16

Olvido

Mezclado con los murmullos
de radios y televisores,
de aperturas y debates
corrupciones y esperanzas,
de un programa
y de otro
de una cadena, de una empresa
de una línea editorial,
del presentador de turno
la estrella invitada,
publicidades acompasadas
y otras chirriantes,
tanto tiempo gastado...
que dejé de escuchar,
verdaderamente,
las voces implícitas
los susurros y los detalles
y el fondo de las cosas,
fuesen alegres o transformadoras,
oscuras o maquiavélicas.
¿Por qué sucedió?
Si subir los precios baja la dignidad
pero no la eleva.
Si las palabras se mastican
pero no se digieren.
Si los sueños prometidos dejaron de ser
barcos de papel en manos de un niño.
Si todo se pudrió desde el momento
en el que decidimos naufragar.
Hundirnos en el oleaje diario, y
dejar encima la bandera nuestra:
el precio por estar vivos.
Tal es esa certeza fenoménica,
de tal calibre es el olvido de sí
que podemos vivir felices y entregados,
pero el día dichoso, ese que llegará,
como herida suave o como golpe de infarto,
nos arrancará los ojos y no veremos nada,
solo la sombra de lo que fuimos
o el brillo de lo que hubiéramos sido.
Y solo ahí en ese momento,
agradecermos, no salir en las noticias.

25/3/16

Pasión propia I



Hoy he decidido no esperar por nadie. Muere quien no lleva a cabo sus esperanzas. Termina muriendo quien no se atreve a volar, a batir las alas sea de noche o de día. No levanta el vuelo quien tiene miedo, quien posterga, quien intenta doblegar el cemento. Quien no mira más allá de su ventana. Las sombras no albergan esperanzas, más bien rodean los sentimientos encontrados, terminan escondiendo la palabra, el encuentro, la belleza.

Ayer esperaba muchos cambios, esperaba que tú intentaras darme la respuesta, te observaba en majestuosa aparición. Pero no llegaste. Me quedé solo. Entonces no quedó otra respuesta que fundirme en mis apariciones, en mis amigos y amigas. Y seguí avanzando. En este espacio de vacuidad todo es posible, aquí el recreo es indudable, incierto como el saber y el no saber. La mayor de las respuestas es la creación, el ser indomado. La posibilidad de la magia verdadera.

Uno nace con un fin, con un propósito, aunque esté velado y se tarde tiempo, y uno lo construya y lo deconstruya progresivamente. ¿Qué dejar morir?, me digo. ¿Qué abandono habrá que hacer? Pero sin dramas, sin torturas ni culpas. Sin autoflagelarse. Uno deja en la cuneta los viejos hábitos, las viejas rutinas, las innecesarias, y se abre a las nuevas posibilidades, aunque generen esfuerzo.

No temeré los puentes construidos por mí. No renunciaré a seguir avanzando. No estaré caminando de puntillas. Iré firmemente en el trazo del dulce abismo. Renunciaré a una orilla para alcanzar la contraria.

24/3/16

Pasión propia



Noto volar golondrinas, cerca, muy cerca.
Pareciera que cantan la mañana
pero no lo es, más bien repiquetean
dentro de mi dormida cabeza.
Es temprano para hablar del amor, me digo.
Enciendo un cigarro y preparo un café,
me abro a lo desconocido y siento un espacio
que se extiende sobre mi percepción,
reduciendo los fantasmas y alargando el presente.
Pienso en ella, las imágenes no son coherentes,
sigo firme en mi solitaria perseverancia.
Ella no tiene nombre de mujer, ni es diosa.
Cuando la siento aproximarse a mi frente
percibo su estructura, su forma, siempre esquiva.
Y mientras se esconde, me llega su fragancia:
pinceladas de creatividad y matices libertarios.

18/2/16

Llegar a buen puerto



Me preguntaste y te respondí,
me escuchaste y te hablé.
Te entregaste y me entregué,
me abrí y te abriste,
confié…
Pero no eras pájaro de primavera,
tampoco témpano,
más bien colibrí
que ha olvidado su medio,
que ha parado de buscar
aventuras y esfuerzos
Que se ha olvidado
de cruzar fronteras,
del nombre de los nombres,
que espera en la madriguera…
Tu mirada dejó de ser felina
y se volvió oscura,
como el futuro sin presente,
como olas sordas,
sin significados…
Desconfiado,
sorprendido, impresionado,
me pregunto por mí,
(y no por ti),
y el alma y el corazón me acogen,
como una madre, como un amigo,
como un amante 
y como un hermano.