24/12/11

Sin querer ser pesimista...

La Navidad es un rostro solidario, sin cabeza, palabras huecas, ¡frases cargadas de sentido!
Es el tiempo de Dios y del becerro de Oro, de pesebres, de improvisadas camas en las puertas de los portales.
Caras largas, caras tristes, apenadas cargas que sonríen; polvorones, loterías, el espíritu de la fiesta espera.
Y entretanto se hace el agosto en diciembre y se vuelve a celebrar la Pascua, el año escolar compite con su madrastra la Nochevieja; y los peces beben, el Surrealismo acampa.
La madre, el padre, la mula, el cuñado, ¡toda la parentela! se acerca, se engalanan, se perdonan, se ríen, se quieren. ¡Se goza!

La magia no existe: se crea, la creamos, la vestimos, la educamos, aunque sea con un pobre traje de domingo y aunque solo salga a pasear cuando su padre el reloj y su mamá la sonrisa decidan, unánimemente, sincronizar la rutina con la espontaneidad.
Sin querer ser pesimista... ¡Feliz Navidad a Tod@s!

13/12/11

Otra inefabilidad

El Sutra del Corazón
Traducción: José Silvestre Montesinos
Avalokiteshvara, el Bodhisattva de la Compasión, meditando profundamente sobre el Entendimiento Perfecto, descubrió que los cinco aspectos de la existencia humana estaban vacíos*, liberándose de este modo del sufrimiento. En respuesta al monje Sariputra, dijo lo siguiente:
El cuerpo es tan solo vacío,
el vacío no es más que el cuerpo.
El cuerpo está vacío,
y el vacío es el cuerpo.
Los otros cuatro aspectos de la existencia humana:
Sentidos, pensamientos, voluntad y conciencia,
también están vacíos,
y el vacío los contiene.
Todas las cosas están vacías:
Nada nace, nada muere,
nada es puro o impuro,
nada aumenta o disminuye.
Así pues, en el vacío, no existe el cuerpo,
ni las sensaciones, ni los pensamientos,
ni la voluntad, ni la conciencia.
No hay ojos, ni oídos,
ni nariz, ni lengua,
ni cuerpo, ni mente.
No hay sentido de la vista, ni del oído,
ni del olfato, ni del gusto,
ni del tacto, ni de la imaginación.
Nada puede verse o escucharse,
olerse o gustarse,
tocarse o imaginarse.
No existe la ignorancia,
ni el fin de la ignorancia.
No existen la vejez y la muerte,
ni el fin de la vejez y la muerte.
No existe el sufrimiento, ni la causa del sufrimiento,
ni el fin del sufrimiento, ni un camino a seguir.
No existe el logro de la sabiduría,
ni ninguna sabiduría que lograr.
Los Bodhisattvas confían en el Entendimiento Perfecto,
y, libres de todo engaño,
no sienten ningún miedo,
disfrutando del Nirvana aquí y ahora.
Todos los Budas,
pasados, presentes y futuros,
confían en el Entendimiento Perfecto,
y viven en la iluminación total.
El Entendimiento Perfecto es el mejor mantra.
El más lúcido,
el más elevado,
el mantra que elimina todo sufrimiento.
Ésta es una verdad fuera de toda duda.
Dilo así:
Gaté,
gaté,
paragaté,
parasamgaté.
¡Bodhi!
¡Svaha!
Que significa...
Partir,
partir,
partir a lo alto,
partir a lo más alto.
¡Iluminados!
¡Que así sea!

* Vacío es la traducción habitual para el término Budista Sunyata (o Shunyata). Hace referencia al hecho de que ninguna cosa, incluida la existencia humana, posee una sustancia verdadera, lo que implica que nada es permanente y que nada es independiente por completo del resto de las cosas. En otras palabras, todo lo que existe en el mundo está interconectado y en un fluir constante. Por tanto, una correcta apreciación de esta idea nos libera del sufrimiento causado por nuestro ego, nuestro apego y nuestra resistencia al cambio y a la pérdida.
Nota: “Entendimiento Perfecto” es la traducción de Prajnaparamita. El nombre completo de este sutra es El Corazón de Prajnaparamita.

9/12/11

Sobre Semántica Textual

Si la Semántica es la disciplina de la lingüística que se ocupa sobre el significado de las palabras, no pretendo aquí hacer una disertación teórica sobre sus fundamentos. Considero, casi sin equivocarme, que no hay nadie en este planeta, actualmente, que lo haya dicho todo tan bien y tan claro, como el lingüista, filósofo del lenguaje, gramático o filólogo (cualquier denominación le vendría perfecta), Don Ramón Trujillo Carreño, Catedrático Emérito por la Universidad de la Laguna (España) y con un sinfín de reconocimientos nacionales e internacionales.
don Ramón Trujillo
Don Ramón sigue trabajando actualmente, aunque ya jubilado, y sigue escribiendo libros, el último, La Gramática de la poesía, es una disertación sobre la semántica de las Bellas Artes, continuando el trabajo de Alain. Pero es quizá, el problema del significado de las palabras el aspecto de la Semántica con el que Don Ramón se ha sentido más cómodo demostrando una profundidad y una visión incisivas a la par que inusuales en el mundo académico y referencialista en el que se mueve todavía la Lingüística. Recomiendo uno de sus libros: Principios de Semántica Textual, en el que los lectores podrán encontrar pruebas fehacientes para entender de una vez qué es el significado de una palabra (que no es lo mismo que la definición de los diccionarios ni tampoco el referente al que supuestamente trata de representar la palabra en sí).
Por lo tanto, me limitaré a parafrasear algunas de sus ideas, resumiéndolas, claro está, y adaptándola a ejemplos actuales.
Todo el mundo entiende que las palabras nombran la realidad, aunque a su manera. Si nos ponemos a pensar seriamente descubriremos que las palabras no reproducen la realidad (este el error más habitual), sino que la crean, escogen aquel elemento o elementos de la realidad agrupándolos (según el criterio del hablante o de la comunidad) y vehiculándolos por medio de la palabra. La palabra no es una nomenclatura, podría ser un concepto (como decía Saussure), pero tampoco lo es. Porque conceptualizar la realidad depende del observador, y no hay nada a priori que diga que los elementos (a, b, c, d) deban agruparse en una sola palabra. Para otro hablante (otra comunidad u otra lengua), la manera de agrupar conceptualmente podría ser otra (b, c, d), para otros (a y d) y para otros (a, b, c, d y e). Cada objeto que la palabra “reproduce” no es el objeto en sí, ni es nada inamovible, solo es una manera de ver al objeto como podría ser visto de otra manera (desde abajo, desde un costado, etc.). Don Ramón suele poner mucho este ejemplo: la palabra “árbol” tiene como referente a: todo vegetal que tenga cierta altura y el tallo leñoso. Pero, ¿qué pasaría si un hablante decide conceptualizar la realidad de la siguiente manera: que sea “árbol” todo aquel vegetal que dé frutos. De esta manera pertenecerán a la misma palabra un roble que una zarza (aunque esta última no tenga el tallo leñoso y no tenga cierta altura pero sí tenga a las moras como su fruto). Alguien pensará que estas discusiones son discusiones artificiales, de salón. Temo decirles que se equivocan, estos ejemplos están tomados de la realidad, y pasa dentro de una misma lengua y en diferentes lenguas entre sí. Es por eso, que la traducción entre dos lenguas es casi imposible, porque la conceptualización de la realidad es distinta.
El ejemplo dado hasta ahora nos permite decir que el significado de la palabra no puede ser un concepto, ni puede ser universal. Es solo una manera de ver la realidad. Sin entrar en más profundidades entenderemos que los diccionarios recogen los referentes que  la comunidad de hablantes le va dando a las palabras y que por lo tanto una cosa es la palabra y otra bien distinta el referente en sí. Por lo tanto, podríamos ver, ahora, que la palabra, en cierta manera, y en todos los casos, no deja de ser una metáfora, metáfora con diferentes manifestaciones (las acepciones de los diccionarios), metáfora que si se fosiliza se convierte en término usual o habitual, sin poder ver la relación naturalmente poética (o creativa) que la emparentó con el/los referentes a los que quiso dar vida.
De esta manera todos entendemos que la expresión “estoy muerto de hambre” no deja de ser una metáfora, como tampoco lo deja de ser la diferencia en español entre el “ser” y el “estar” por ejemplo. Además de ser metáfora (por ser un concepto de entre mil o un millón), cada palabra se refiere  y a determinadas cosas o referentes que forman parte de nuestro mundo La palabra silla (metáfora también, aunque fosilizada) se referirá en una de sus acepciones al “asiento individual”, al objeto sobre el que descasamos de la verticalidad. El “asiento individual” será su significado denotativo, la cosa, aunque no significado, que como ya hemos visto, es imposible de definir o de aprehender. También, las palabras, tienen un significado connotativo, como en el caso de la palabra negro (referido a una persona). Desde el punto de vista denotativo la palabra negro se referirá al color oscuro de su piel, pero desde el punto de vista connotativo (que no deja de ser una valoración personal de los hablantes) la palabra podría resultar mal vista porque entraña cierto grado de racismo, aunque desde el punto de vista denotativo sea inmaculada. Podría decirse que la palabra “negro” es lo que es y estaríamos en lo cierto. Sólo si entramos a valorarla alguien podría dar la opinión, que en ese contexto (referida a la persona) no sea válida. Lo mismo sucede con la palabra “amante”: denotativamente se refiere a la persona que ama y también a la persona que tiene un idilio con otra. Lo curioso en este caso que la palabra amante tiene la connotación, actualmente, referida a la segunda acepción y por lo tanto a todo lo vinculado con la infidelidad. Nadie vincula connotativamente la palabra amante al “oficio” de amar, como proyección del participio de presente latino.
Dicho esto, valoremos ahora un par de expresiones que me han estado llamando la atención en estos últimos tiempos. En primer lugar empezaremos por la palabra de moda: “mercados”, referida al ente que maneja los hilos de la realidad económica nacional y supranacional. ¿Se puede ver mejor ahora que la palabra mercados no es nada sino una metáfora? Lo curioso, es que en este caso (como ya dije en la entrada anterior) y estando en una sociedad tan referencialista como la nuestra, donde a cada metáfora se le tiene que encontrar un referente, no nos matemos a buscárselo a esta palabra en cuestión. Podríamos decir que la economía hace poesía con nosotros, y sin miedo a equivocarme así lo veo y nos lo demuestra cada día. ¿Nos damos cuenta que mercados no deja de ser una metáfora más, que esconde una realidad tan evidente como el objeto al que se refiere la palabra silla? Pero en fin, allá cada uno, todo el mundo es libre (metáfora), aunque cada uno le ponga un precio a su libertad: silencio, complicidad, denuncia, etc. Lo dicho, que si alguien le encuentra el o los referentes a esta palabra tan poética me avise, por favor. Quiero aprender qué son. No me conformo en esta ocasión con nombrarlos.
Otra expresión curiosa es la siguiente: la “quita” de la deuda a Grecia. Curioso no, no dejen de ver ahí otra metáfora, porque yo me pregunto, ¿por qué en este caso se llama quita y a los países del Tercer Mundo que se les perdona la deuda se les llama condonación? ¿No se la están quitando parcial o totalmente en ambos casos? ¡Juzguen ustedes!
Termino, os recomiendo el libro de Don Ramón Trujillo (Principios de Semántica Textual), en él podréis encontrar poderosos razonamientos, múltiples ejemplos y un profundo análisis filológico-filosófico y lingüístico, por supuesto. Este artículo, entrada, o como se llame, no deja de ser sino un agradecimiento y admiración hacia su figura, en la que tanto he aprendido y de la que tanto sigo aprendiendo.

7/12/11

¡Ya está bien de tanta tontería!

¿Alguien me podría explicar, dentro del contexto económico actual, qué son los llamados “mercados”? ¿Puede alguien decirme quiénes son? ¿Grupos de personas?, ¿conglomerados de empresas? ¿qué tipo de personajes son los que mueven la economía, y que sin escrúpulos son capaces de que un país se vaya a la ruina en semanas o en días? “Siento”que haya alguien que tenga la respuesta y que esté leyendo esta entrada y se sienta aludido, aunque visto lo visto (en Grecia, Irlanda o Portugal, entre otros) lo duro sería que no se sintiera aludido o por lo menos no hiciera el “mea culpa” y se dedicara a otra profesión.
Del problema de la denominación de términos como “mercados” hablaré en la siguiente entrada. Considero que es un problema lingüístico en primera y última instancia Ahora sólo voy a hablar de uno de los rostros de los mercados. Pinchen el enlace y véanle la cara, miren como adquiere forma. Léanlo detenidamente y tómense tiempo, es un reportaje, no es un simple artículo. (Ver enlace).¡Increíble, verdad! Lo más asombroso de todo es que el autor del reportaje escriba desde la frialdad más absoluta y no se manifieste, éticamente, en la mayoría del reportaje. Veamos el segundo párrafo: <<Los robots-inversores no tienen la culpa del desplome de las Bolsas ni del aumento de la prima de riesgo de España. A las máquinas solo les interesa la velocidad. Pasan olímpicamente de los fundamentales económicos. Son como los pistoleros del Lejano Oeste: gana el más rápido en desenfundar. Sus operaciones duran un suspiro y, por tanto, no generan tendencia alguna en el mercado, ni alcista ni bajista>>. Tengo que entender y comprender, por tanto, que los robots, máquinas, algoritmos matemáticos, o lo que sea, saben operar en bolsa y no generan malestar en la economía. Dicho de otra manera, ¡son éticos! Pero curiosamente, en la siguiente frase del segundo párrafo se dice lo siguiente: <<Aspiran a hacer dinero en cualquier contexto>>.
¡Ya está bien de tanta tontería! Si aspiran a hacer dinero en cualquier contexto, no tienen escrúpulos, ni ética, ni rigor. Simplemente. ¡Ya está bien de tanta estupidez! ¡Por Dios!
Intuyo y temo, visto este reportaje, y lo poco que sabemos de los llamados “mercados” que nunca sepamos verdaderamente qué son ni quiénes lo forman. Lo más llamativo del llamado “sistema” consiste en dar por consabidas y por elementales cuestiones de verdadero interés para la mayoría de las personas que formamos el “sistema”. Silenciando elementos importantes del sistema y envolviéndolos de misterio crean la duda y la necesidad de cuestionar otros aspectos del sistema que son perjudiciales: “el estado del bienestar”, por ejemplo. Lo más curioso de todo es que cualquier persona que intente reflexionar un poco sobre los asuntos sobre los que estamos hablando se le tacha enseguida de “antisistema”, con el valor despreciativo que ya la palabra tiene. Como se ve, al final, todo queda reducido a una cuestión de lenguaje, o de semántica. Por extensión, todo el mundo sabría decir qué supondría ir en contra del sistema, y nadie, casi nadie tiene claro qué son “los mercados”. ¡Qué curioso!

3/12/11

¿Cambiar el paradigma educativo?

He recibido el siguiente vídeo hace dos días y me ha llamado mucho la atención.
Aunque coincido en algunas cosas, no creo que para hablar sobre un tema tan serio sea necesario ir dibujándolo, sé que es muy creativo pero tiene mucho de espectacular, si no véase el zoom final proyectándose en todo el dibujo como si fuera un gran logro. Anécdota aparte, el autor expone tres cosas que son discutibles, a ver:
  • En primer lugar, dice que la generación anterior a la de los adolescentes actuales sabía que si estudiaba tenía un puesto de trabajo, mientras que los chicos actuales se sienten desmotivados y no estudian. Y yo me pregunto, ¿es culpa de los chicos/as o del sistema educativo, o del propio sistema que les engaña y no les da esperanzas?
  • La segunda cuestión reseñable tiene que ver con el apartado relacionado con lo académico. No soy muy academicista, este argumento que vaya por delante, pero creo que entraremos en un problema si nos olvidamos que existe algo llamado Historia, Tradición, Clásicos o Fuentes. Si el estudio es sincrónico y no tiene en cuenta a la tradición, mal vamos. Pero esto es bastante común actualmente: el rechazo por completo a todo lo que no sea inmediato, audiovisual y/o tecnológico.
  • El tercer aspecto a comentar trata sobre la vocación, a la que el autor decapita en un par de ocasiones, rechazándola y haciéndola caer dentro del pensamiento lineal, tan rechazado por éste. Creo que tampoco es muy moderno decir que existe algo llamado vocación, es más fácil cuestionarla, pero… ¿qué se propone a cambio?, ¡nada! ¡Curioso no! ¿Se querrá decir que cualquier persona sirve para cualquier trabajo? Esto reduciría el paro ¿verdad? Sin embargo, esto me recuerda dos cosas: el refrán, –aprendiz de mucho maestro de nada- y la cosificación de un ser humano en una tuerca, como parte de un engranaje, y si una tuerca no sirve se sustituye por otra.
Pues eso, hay que tener ojo con los pedagogos-visionarios. ¡Me dan miedo! El problema de la Educación no puede ser entendido desde la Educación, sino en un contexto mayor. Recomiendo el libro La Escuela de la Ignorancia de Jean-Claude Michéa, de la Editorial Acuarela (que me ha recomendado hace poco un seguidor del blog), no se puede decir tanto y tan bien en tan poco.

2/12/11

Pasado presente

Hace más de década y media un profesor  en el instituto nos hizo “examen”  que tenía una única pregunta: Una reflexión sobre el hombre, la persona y la personalidad. Después de entregarnos la nota, hizo lo mismo con el examen, y lo guardé. Sinceramente ¡no sé cómo! todavía lo conservo. Hace una semana, ordenando papeles, lo vi y miles de recuerdos me sacudieron como un vendaval. Lo voy a transcribir, tal cuál, y luego haré una serie de consideraciones en torno a él y a lo que ha significado lo escrito desde el punto de vista experiencial.
Reflexión:
El hombre desde muy antiguo y, apoyado por muchos autores es considerado un “homo sapiens” distinguido de resto de animales por su racionalidad  y también por ser el centro del Universo. Pero la palabra hombre, se queda como un concepto en el que se incluyen tanto mujeres, niños, hombres, ancianos, etc. Además de ser un concepto muy amplio es una palabra como la de hombre, muy fría, para catalogarlo aunque sea conceptualmente. Aterricemos más el concepto hombre y veremos que dentro de este concepto, se encuentra miles y miles de personas. La persona es por tanto un ser racional y “espiritual”, etc., que tiene o está formada por un conjunto de valores disponibles y que además se relaciona con los demás y en la medida que aumenta la relación con los otros la persona se va construyendo, etc.
Pero aunque lo hemos aterrizado más, el concepto sigue siendo amplio ya que todas las personas que están dentro del concepto hombre son iguales. Por tanto, ¿qué es lo que nos diferencia de los demás?, ¿qué es lo que nos hace ser tímidos, extrovertidos, miedosos y de duro carácter?
Es sin duda alguna la “personalidad”. La personalidad se forma con la unión de “carácter” y “temperamento”.
Temperamento: es la base constitucional de la persona, basada en la herencia biológica y que es difícil de modificar.
Carácter: es la base psíquica de la personalidad. Es un conjunto de hábitos que se han ido aprendiendo durante la vida.
Aunque tengamos personalidad no siempre actuamos de acuerdo con ella, muchas veces es imposible sacarla a la luz y otras cuando intentamos sacarla es evaluada por los demás y quitada de nuestro interior implantándonos la “suya” o simplemente su opinión: “no hagas esto…”, “evita lo otro”. Se le llama teoría humanística.
Nuestra vida es movida por la personalidad ya que nos diferencia, nos hace libre, esclavos o simplemente nos relaciona con los demás. La personalidad de una persona puede enriquecer a la vida de las demás personas.
El profesor me puso la siguiente nota: “impreciso pero bien”. Nota que acepto y que acepté (supongo). Lo que más me llama la atención de este escrito es la necesidad que tenía (y las ganas) en aquel entonces de pensar sobre el mundo que me había tocado vivir. Por esa razón le tengo cariño, porque era muy joven, un adolescente, y veo bastante esfuerzo en el propio texto. Lo siguiente que me llama la atención es la preocupación clara por los aspectos relacionados con el lenguaje, ya intuía cómo las palabras podrían acercarnos y distanciarnos de los fenómenos. El lenguaje no solo es una herramienta como solemos decir habitualmente. El lenguaje es el mundo. Pero quizá, lo más sorprendente y mágico de esa reflexión tiene que ver con el núcleo: la personalidad, el carácter y el temperamento. ¡Qué curioso!, la verdad es que llevo 5 años interesado y preocupado por conocer/me a través de una teoría psicológica de carácter humanista (¡qué curioso!), la Biogestalt, (ver enlace), muy centrada en el estudio del ser humano a través no de su conducta, sino de sus patrones caracteriológicos, puesto que estos serían como algo así como la coraza que no deja salir la esencia propia de cada uno. En la Biogestalt (suma, entre otras corrientes, de Bioenergética y Gestalt) se forma una visión global del individuo, holística (como se diría ahora) y se hace hincapié en la comprensión de los fenómenos que forman a un individuo de una manera, y a otro de otra. Se habla pues, de carácter y de temperamento. Lo más curioso de todo es que mi reflexión, entendida de adolescente pero no comprendida, es una definición mínima pero aceptable y válida para mí, en este momento de mi vida.