No sé qué decirme cuando me encallo,
varado en esta tierra de inconstantes verdades,
esperando, encontrando fronteras a cada paso: límites.
Por un instante la alegría se esfuma, se queda reflexiva,
inerme, expectante, y sale la cara del dios de la verdad
exigiendo justicia, recitando sermones, sabiendo qué hacer,
en la distancia… Aunque yo solo quiero una palabra calurosa
de mi yo a mi yo, de mis fronteras a mi pie, de mis límites a mis pasos
y dejar de temerle al escurridizo centurión que vigila la
puerta,
aquí, en este momento, que ya no es distancia ni frontera,
sino ahora.
De nuevo encantada de leer tu blog!!! Este delicioso escrito me lleva a sentirme en el cálido regazo de mi misma, frente a la chimenea de mi acogedor interior reflexionando sobre la acción, la pausa y el goce de la vida.
ResponderEliminar