Si te vas, espérame.
Si te quedas, vamos a marchar juntos.
Si el silencio grita, hazme una señal.
Si se oyen demasiados ruidos
crea una atmósfera de paz.
Porque,
nada de lo que es mentira es del todo real,
nadie conoce la perfección hasta errar y
nunca se sabe lo que es la comunicación perfecta,
ni jamás se llegará a ningún lugar
sin amar.
Compartir es real,
creer en la vida con mayúsculas
exige sacrificios.
Lo que existe de verdad
es la suma de la paciencia
y de la verdadera espera:
la del alma y su hogar.
Ninguna otra lógica le vale.
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