28/4/19

Deber o no deber



Cuando el deber no depende de ti, es un deber doble.
¿Quién señaló la palabra después?
Ayer caminamos montañas, prados, tormentas
y valles que iban a la deriva
en los que no se veía el mar ni la ribera.
Íbamos con la cuerda del destino, atados,
sabiéndonos mortales, pero probamos el elixir
y nos creímos eternos, esa fue la morada y,
el salvamento, solitario, fue mortal e imperecedero.
Hoy, siempre hoy, el olvido muerde como un león,
se asfixia, ruge en la lejanía esperando la presa,
la recompensa prometida que no llega y se remansa
la posibilidad de ver la cercanía del reloj inminente.
Y en el caos, se tiene la certeza de que el deber
ya fue y se asoma, saludando, la libertad que nos unió
y por la que el destino sembró de tormentas
la autenticidad y la responsabilidad de una voz
que se alza, para no llegar ya apagarse
bajo ningún tipo de deber en este presente eterno.

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