24/2/11

(Con cariño). Pasión excesiva

En la clase de tercero
aterrizaron las brujas
por tormento o por tortura
han traído un caldero;
con alegría y con besos
sus hazañas revisan;
la carcajada, las risas
los tics, los codazos,
con escobas volando
planifican la comida.

Una rubia va por agua
otra alta la asesora
y con ellas, diez personas
prenden felices la fragua.
Mantel y liturgia de Pascua
negras velas, siete mirlos
y aunque es pronto para el rito,
y en la clase no hay quien pare
falta encontrar una carne
la pimienta y un cuchillo.

Entretanto se oye una voz
de una con pelo de egipcia,
imponente al ser chiquita,
“tengo hambre”, sentenció.
Tan fuerte elevó la voz
cuatro diablillos vinieron;
uno grande, tres pequeños
¡el banquete está servido!
con abrazo tan sentido,
ni el Marina de pequeño.

Después de tanto alborozo
con el día ya vencido
es momento bienvenido
para el vino, y para el gozo.
Por la mente buscan mozo
que les quepa en el caldero,
¡cuatro gotas de veneno
un espanto, dos miradas
a las tres de la mañana
y el hechizo está completo!

Para la ocasión señalada
buscan un buen mensajero,
tranquilo, fuerte, sereno,
la noche está entrada:
“¡más almas, en la almohada
van cayendo tranquilas!”.
De pronto, mueren las risas:
“¿quién irrumpe molestando
al momento donde hiervo
una sopa de gallina?”

Cuando se abre la puerta
todos miran con astucia
en el aire se barrunta
una especie de vendeta.
“¡Las alarmas por sorpresa!”
Paran voces, caras serias.
Y delante la figura.
Muy calmada, dice al aire:
¡Las lecciones medievales
han robado la cordura!

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