Dicen que en cierta playa
de hierba colorida y expectante
con un balón veré tranquilamente
los ecos de un reluciente mañana.
Y cuentan, los viejos del lugar,
que no habrá pescado más grande
que pillar a un lusitano peje,
con medio país en su captura,
ya se empujan en la Boquería
por conseguir tal festín.
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