14/2/11

Cuando lo gracioso tiene algún sentido.

            Lo más que me llama la atención de la Posmodernidad es que el individuo opina libremente, abiertamente. Sin embargo esto, a veces, en vez de ser una virtud  se convierte en "charla mecánica", siendo algunas de las opiniones que se vierten, nada originales ni propias, sino todo lo contrario, despectivas y predecibles.
El humor muchas veces consiste en escuchar las lindezas de sus portavoces, pero no por el contenido, sino por oírlos a ellos en sí. Nunca (y me refiero a ahora) estuvo tan viva la profesión de bufón, digna profesión de artistas rebeldes, críticos e inconformistas como Leo Bassi. Pero si éste se gana la popularidad a base de vivir peligrosamente, otros no diciendo nada, copan los espacios radiofónicos y televisivos sin otra carta de presentación que el propio envilecimiento personal, aunque sean sarcásticos, irónicos, burlones, "cómicos". Lo único que les ampara es la propia protección mediática y, ¡claro! así cualquiera. Más que bufones son como perritos circenses prestos a cualquier acrobacia, porque la mano protectora está siempre con ellos, haciéndoles saltar y dar piruetas para luego descansar a los pies del amo, royendo un buen hueso, mientras escuchan como se trajina el día a día delante de sus narices. Sólo buscan eso, escuchar, estar cerca del calor de la estufa y recibir el calor del público que siempre espera un "más difícil todavía".
Hace poco tiempo escuché en la Cadena Cope, en una tertulia matutina, cómo hablaban sobre la conveniencia del castellano o el catalán. Hasta aquí todo tan normal. Seguidamente varios locutores hicieron referencia a que el señor Montilla hablaba catalán pero era del sur, "del Al-Alandalus". Sinceramente, al escuchar esto, lo primero que me vino fue una carcajada. Pero insisto, este tipo de comentarios sólo los hace aquel o aquella que está amparado por el propio medio que le paga,  y que necesita de bufones que hagan de vez en cuando alguna que otra acrobacia lingüística. Del comentario no voy a decir nada, sobra explicarlo. Por si alguien se siente ofendido diré simplemente que me reí de su estupidez y de aquel acto circense, teatral, con el que contentaba a un sector del público ávido de escenas subiditas de tono y pasaditas de moda.
También me reí con el vídeo que les presento a continuación. Adelanto que no tiene mucha gracia, pero no vamos a ponernos dramáticos (nótese mi ironía). En este vídeo me reí de lo mismo, de la mala bufonada, del poco rigor y de la estrechez mental. Pero no creáis que los comentarios que se vuelcan en el vídeo de Intereconomía los hacen individuos incultos o zafios. ¡No!, ese sería el error. Comentarios como el que vais a escuchar los realizan payasitos de tres al cuarto, que como perros jadeantes exhiben su lengua para que el amo les pase la mano por el hombro y quizá, si todos sus deberes están hecho, reciban la palmadita en el hombro y se les reconozca su servil trabajo, que no es otro, que el de lamer las botas a sus dueños y ladrar con bufidos de gato a todo aquel que no sea "de la casa".
A continuación el vídeo: en el Carla Antonelli, candidata para las listas de Tomás Gómez por Madrid, es insultada por ser transexual. Si a alguien le viene la risa que no se culpe. No nos estamos riendo de Carla, sino del circo diario y de sus perritos-payasos. ¡Pasen y vean!

1 comentario:

  1. Somos muchos los que pensamos esto. Pero pocos son los valientes que hablan del tema. Resulta demasiado patético. Y aún más cuando se juega con la mentalidad de algunas personas, que por gracia o por desgracia, no son nada críticas con lo que tienen delante de su nariz.

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