2/12/11

Pasado presente

Hace más de década y media un profesor  en el instituto nos hizo “examen”  que tenía una única pregunta: Una reflexión sobre el hombre, la persona y la personalidad. Después de entregarnos la nota, hizo lo mismo con el examen, y lo guardé. Sinceramente ¡no sé cómo! todavía lo conservo. Hace una semana, ordenando papeles, lo vi y miles de recuerdos me sacudieron como un vendaval. Lo voy a transcribir, tal cuál, y luego haré una serie de consideraciones en torno a él y a lo que ha significado lo escrito desde el punto de vista experiencial.
Reflexión:
El hombre desde muy antiguo y, apoyado por muchos autores es considerado un “homo sapiens” distinguido de resto de animales por su racionalidad  y también por ser el centro del Universo. Pero la palabra hombre, se queda como un concepto en el que se incluyen tanto mujeres, niños, hombres, ancianos, etc. Además de ser un concepto muy amplio es una palabra como la de hombre, muy fría, para catalogarlo aunque sea conceptualmente. Aterricemos más el concepto hombre y veremos que dentro de este concepto, se encuentra miles y miles de personas. La persona es por tanto un ser racional y “espiritual”, etc., que tiene o está formada por un conjunto de valores disponibles y que además se relaciona con los demás y en la medida que aumenta la relación con los otros la persona se va construyendo, etc.
Pero aunque lo hemos aterrizado más, el concepto sigue siendo amplio ya que todas las personas que están dentro del concepto hombre son iguales. Por tanto, ¿qué es lo que nos diferencia de los demás?, ¿qué es lo que nos hace ser tímidos, extrovertidos, miedosos y de duro carácter?
Es sin duda alguna la “personalidad”. La personalidad se forma con la unión de “carácter” y “temperamento”.
Temperamento: es la base constitucional de la persona, basada en la herencia biológica y que es difícil de modificar.
Carácter: es la base psíquica de la personalidad. Es un conjunto de hábitos que se han ido aprendiendo durante la vida.
Aunque tengamos personalidad no siempre actuamos de acuerdo con ella, muchas veces es imposible sacarla a la luz y otras cuando intentamos sacarla es evaluada por los demás y quitada de nuestro interior implantándonos la “suya” o simplemente su opinión: “no hagas esto…”, “evita lo otro”. Se le llama teoría humanística.
Nuestra vida es movida por la personalidad ya que nos diferencia, nos hace libre, esclavos o simplemente nos relaciona con los demás. La personalidad de una persona puede enriquecer a la vida de las demás personas.
El profesor me puso la siguiente nota: “impreciso pero bien”. Nota que acepto y que acepté (supongo). Lo que más me llama la atención de este escrito es la necesidad que tenía (y las ganas) en aquel entonces de pensar sobre el mundo que me había tocado vivir. Por esa razón le tengo cariño, porque era muy joven, un adolescente, y veo bastante esfuerzo en el propio texto. Lo siguiente que me llama la atención es la preocupación clara por los aspectos relacionados con el lenguaje, ya intuía cómo las palabras podrían acercarnos y distanciarnos de los fenómenos. El lenguaje no solo es una herramienta como solemos decir habitualmente. El lenguaje es el mundo. Pero quizá, lo más sorprendente y mágico de esa reflexión tiene que ver con el núcleo: la personalidad, el carácter y el temperamento. ¡Qué curioso!, la verdad es que llevo 5 años interesado y preocupado por conocer/me a través de una teoría psicológica de carácter humanista (¡qué curioso!), la Biogestalt, (ver enlace), muy centrada en el estudio del ser humano a través no de su conducta, sino de sus patrones caracteriológicos, puesto que estos serían como algo así como la coraza que no deja salir la esencia propia de cada uno. En la Biogestalt (suma, entre otras corrientes, de Bioenergética y Gestalt) se forma una visión global del individuo, holística (como se diría ahora) y se hace hincapié en la comprensión de los fenómenos que forman a un individuo de una manera, y a otro de otra. Se habla pues, de carácter y de temperamento. Lo más curioso de todo es que mi reflexión, entendida de adolescente pero no comprendida, es una definición mínima pero aceptable y válida para mí, en este momento de mi vida.

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