5/2/12

Los pasos del amor

Con el primer regalo de novios pudieron disfrutar de su primer viaje de aventura. Él le había regalado a su chica un coche deportivo. Ella aceptó el regalo pero no supo qué decir. Se sentía abrumada, comprometida, verdaderamente algo en común los unía. Para celebrarlo hicieron un largo viaje en coche por todo el país; qué magnífica experiencia. Los dos condujeron. Les supo a poco. Tras un tiempo de estabilidad ella vio signos de cansancio y se regalaron un largo viaje por el Mediterráneo. Un mes estuvieron. Cuando llegaron hablaban maravillas y, entonces,  la vida comenzó a ser maravillosa. Y tal era su compromiso, que él no quiso olvidar la felicidad que los hacía sentir juntos. Una tarde, nervioso, eligió en una joyería un hermoso anillo de diamantes. Por la noche la invitó a cenar y le hizo entrega de su regalo. La fusión de ambas alegrías fue única e irrepetible. Lo terminaron de celebrar en una lujoso hotel que conocían. Era la noche soñada. Al abrir la puerta de la habitación  sintieron que todo el mundo giraba al unísono, que todo era grande. Cogidos por la cintura y abrazados se recostaron sobre la cama y sonrieron. Ella le mostró orgullosa el anillo, y él sonrió nuevamente. Los dos se acercaron para verlo mejor, cada vez más cerca, con detenimiento. De repente, algo les sorprendió y se hizo el silencio. Enmudecieron. Casi coreográficamente giraron sus cabezas y entonces lo entendieron todo. El reflejo, el diamante y sus miradas.

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