1/2/12

Nada

Así  como el cerrojo es de primavera
así, como las cadenas blandas de colores
me permito así decirte: ¡oh gran laberinto!
con voz contenta.
En cada rellano, por cada esquina
duerme escondido, ¡hijas de Invierno!
la ausencia de todo,
la presencia de nada,
verdadero calor del tiempo.
Y entonces, sin pensarlo
un sol aparece en la
nube, en la ventana,
en el pecho, en el sueño.
Y dejamos de esperar
y de permitir
y se produce un silencio
hueco, dulce, sereno.
Cuando los montes del destino
son eternos
benditos fueron los antiguos laberintos
ahora muertos.
¡Aunque no se entienda, todavía nada!



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