17/1/10

VIVIR EN SALUD (parte 2)


Para vivir en salud hay que ver este vídeo primero.
       
Y si apetece, después de haber escuchado a este magnífico cantautor, podríamos leer este premonitorio artículo de El País en el que barruntaba los excesos de la copiosa Navidad. (Ver enlace).

Por si no queremos caer el oscuro limbo de la aquiescencia, debemos (o tenemos) que caer en todos lo regalos que guardan las expresiones y palabras, con las que definimos, hechos meramente puntuales, del día a día.

Empecemos por, donde acaba y donde empieza, el yo individual.
1. Guardar las apariencias: ¿Y qué se muestran entonces? ¿Lo que no es aparente? Lo dudo.
2. Perder los nervios. Implica que estaban sujetos controlados, ¿y cuándo se pierden los nervios se hace sobre una segunda persona, o tercera, no es eso? Conclusión y para empezar: no creo que tengamos control sobre los nervios y si utilizamos la palabra perder, es porque partimos de una situación (aparente) de desventaja, en la cual con la palabra perder intentamos justificar todo lo que hubiésemos querido ganar.
3. Préstame atención:  La atención pura (de la cual hablaremos) no se puede dar en este caso, como si la atención fuera una pelota de ping-pong , que hoy rebota de un lado y luego cuando es absorbida, se devuelve de nuevo, con la consiguiente gratitud. Considero que en “¿me prestas atención?” nos devuelven el cambio con un interés alto, pero no justo y adecuado. Más parecido al interés bancario con sus respectivos diferenciales.

4. Si fuéramos un poco más humildes comprenderíamos que la siguiente expresión “llamar la atención” es una expresión un tanto chulesca, ya que da por sentado que la atención es algo que está al alcance de cada uno de nosotros, siendo cada uno su gestor, su observador, etc. Si aceptamos la realidad cotidiana (los olvidos que tanto dolor de cabeza nos dan, o los olvidos hacia una persona real, que esté delante de nosotros, y que no sea tratada como a un títere), comprenderíamos mejor, que la frase “llamar a la atención” sería más justa, porque provoca cierto distanciamiento, “transmitiendo el poder de la complementación indirecta”.
5. Luego está la expresión, ¿estás con los cinco sentidos?” Que implica estar totalmente en lo que hay que estar. Sin embargo, clamamos  por detectar, tener u obtener el llamado “sexto sentido”.
6. Parece estúpida la expresión “me siento sólo”, per se, mas cuando vemos o hemos visto todos los procesos que implican atención, resulta entonces una frase lapidaria, o mejor, real.
7. Alguien con principios es aquel que dentro de sus posibilidades lleva a cabo lo mejor de sí. ¿Prestará atención a lo que dice o a lo que se dice? ¿O será una persona atenta? No lo sé, descubrámoslo.
8. La expresión “centrate” implica que uno no está en el centro. En todo caso, en los márgenes o en la desembocadura de sí mismo o confluyendo en sus aguas.
9. En la expresión “la ocasión la pintan calva” se hace mención en el hecho de poder participar (ser partícipe) de colorear los hechos ocurrentes.
10. En unas líneas atrás se hablaba de ser alguien con principios. Y yo me pregunto, ¿hasta dónde?, ¿Cuándo? Con la siguiente expresión (de uso habitual lo entenderemos): “no tener límite”.
11. Con “lo comido por lo servido”, quitamos una cosa para ser sustituida por otra. Es algo así cómo que la persona que es más crítica, gana siempre. Con ese  resultado se es “mal agradecido” en ocasiones.
12. “No bajes la guardia” es habitual, y claro, implica no exponerse en condiciones aceptables para el yo, aunque las guardias del tú estén claramente señaladas.
13. En el número trece, me encuentro la expresión “ten cuidado”, que implica que el yo carece de confianza en el tú, miedo generalizado, o también, obligación de ser delicado, en un mundo que crea bombas y no deja de fabricar minas antipersonas.

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