13/10/13

El repartidor sonrió

La empresa surgió de repente. Entre el repartidor y el socio consiguieron armar de valor al propietario. Era tarde, las luces de la calle no se habían advertido, mientras el caos reinaba más allá de la esperanza.
Entonces, una niña que pasaba por allí con aquella sonrisa iluminó la tarde. Y entonces se vieron a los ojos,  el propietario y el socio, decidiendo, por fin, crear aquella cooperativa de los sueños en el que el arte de enseñar era menos arriesgado que dejar sus actuales y seguros puestos de trabajo.

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