23/10/13

Voz y palabra


Venid a mí todos los que no tengáis voz. Venid todos los que cargáis fardos, ataduras, promesas, los que lleváis joyas sin valor y los que recibís monedas falsas en vez del oro preciado del conocimiento. Abramos puertas, buscad la llave dentro, en el hueco de la promesa, en la frontera del silencio, en la abadía de la quietud. Venid corriendo.
Los que tenéis palabra acercaos, mirad cómo arde la hoguera de la elegancia, mirad cómo nos hemos reunido al calor de los ecos y los suspiros. Respirad hondo, porque del aire es la esencia de lo prometido, el viento es mi hermano y la quimera es la distancia que me coloca frente a ti, soñando caminos, buscando puentes de verdad. Somos dos, tú y yo y prometo que te escucharé.
Eres peligroso, elixir temporal, eres ascua, eres recuerdo, eres posibilidad. Por eso acercaos hasta mi casa y dejaos arrastrar por los cantos lejanos, por las palabras presentes, introdúcete ¡oh tú!, voz apagada que no ha encontrado su sitio, que no ha sabido llorar en la distancia, que no ha aprendido las variaciones del ritmo, que no te han permitido ser. Formemos una gran nación, demos charlas en las universidades de la palabra, confrontémonos todos, los que han tenido perspicacia y los que han llorado miedo, ¡todos! Acerquémonos, incluyámonos, démonos manos, acariciemos las fronteras y alarguemos las distancias de la escucha. Tú eres de la noche, todos somos en este invierno, fugitivos, a todos se nos ha negado algo. Yo puedo crear un banquete, yo puedo convocar un brindis, yo puedo acercarte, tú que tienes voz y tú que tienes palabra.

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