20/10/13

Sonrisa


Quizá sea por los recuerdos, quizá sea tú sonrisa, ¡quién sabe! Hui de la mentira, hui de la torpeza, hui de la falsa sonrisa y me encontré contigo. Cuando ardían los árboles del infierno, una llamarada, una lengua de fuego me sostuvo pero era fuego salido del averno mismo. ¿Para qué jugar a subir y bajar por la Escalera de Jacob? ¿Por qué no darnos al optimismo?
Entonces llegué hasta ti y abriste la boca sin expresar palabras, sin dar rumbo a nuevas y fantasmagóricas destrezas impostadas. Eras natural. ¿Cómo no abrir mi boca para recibir el maná? Tener claro y abierto el pórtico de la alegría nos sume a todos en el encuentro, en la fe y en la maravilla. E hice de tu sonrisa mi casa.
Y fue en este caso que admiré tu boca, tus ojos, tu piel, tu cuerpo y todo me llevó a ti, y llevado por el mismo sueño quise que tu encuentro fuera mi encuentro, solo mío, aunque reconozca que quiera entronizarte en mis altares y llevarte y homenajearte en la distancia, bella flor. En los huertos del día a día uno recibe oxígeno y libera incomprensión, suelta mal rollo y atrapa esperanza. ¡Qué programación tan grande recibió la maldad y la torpeza! Llevarnos a todos de la mano y hacernos peligrar en los océanos de la indiferencia. Es por eso que te doy la mano bello océano y me sumerjo en tus ojos.

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