16/12/09

Eduardo

edward_scissorhands
¡Cómo se puede tener un alma delicada y unas manos afiladas!
¡A veces nos hacen así! ¡A veces somos seres no terminados, como le ocurría al propio Edward! Puros y deformados, porque nuestras garras no se ajustan a lo establecido como real. Y lo real es tener manos y agarrar fuerte, porque si hubiera fortaleza y pureza interior, no se necesitaría agarrar, sino acariciar. Las garras salen por el miedo a no agarrar, del miedo a acariciar, de la certeza de lo que dicta el corazón es real y no de la fuerza de nuestros músculos. ¡Paradójicamente! Y entonces, muere nuestro contacto con el mundo, las manos, y se nos coloca un artificio incómodo para agarrar o acariciar, esas garras afiladas, que no dan testimonio de nuestra renuncia, de nuestra resignación, de nuestro valor. Sino de todo lo contrario: de nuestra deformidad.

¡Bendito Edward! Prefirió cortarse que morir con las manos limpias. Es curioso, ¡nunca le temblaron las manos!
Gracias Deep, gracias Burton.

No hay comentarios:

Publicar un comentario