9/12/09

Hablando de gilipolleces

Sí, soy un mal hablado, porque el mundo me ha hecho así, porque nadie me ha tratado con amor, porque nadie me ha querido nunca a mí… Por cierto, no sé si les he dicho que estoy empezando a amar a todos los participios: escribido, descubrido, contradecido. Más adelante hablaré de cómo los odié y cómo ahora los he acabado aceptando. Esto confirma, claro, que soy un mal hablado. Sin embargo esta libre expresión, incluida la reflejada en el título de esta entrada, no representa la voz de nadie profesional a la hora de exponer ideas en medios de comunicación habituales o clásicos. ¡Me faltaría decir que el blog no es un medio de comunicación de masas! Por si hay alguno que así lo piensa, fíjense en mi acceso a la información (directa o a través de mis agencias de noticias), el número de corresponsales que tengo, redactores, equipos de realización, unidades móviles, beneficios económicos, cotización en bolsa. Sin hablar de relevancia mediática, índices de audiencia, amor a la información y otras serie de lindezas, propias de los sacerdotes actuales de la realidad –los periodistas-. ¿Qué realidad? ¡Pasen y vean!

De quien profesionalmente me gustaría hablar sería de la cadena de televisión, Intereconomía, presente en vuestros TDT.  El primer vídeo es una alusión a esta misma cadena, donde se reflejan las líneas periodísticas a seguir en este circo de la realidad. Pero antes ¡Bienvenidos al circo! ¡Una caluroso aplauso para recibir a una fiera descomunal, un hallazgo para este gran circo!
PASEN Y VEAN

Como habrán visto, todo periodista tiene una especie de salvoconducto para dirigir la realidad a su medida. Si se fijan ahora, el nuevo número circense consiste en algo inaudito, LA FIERA DOMANDO AL DOMADOR Domador, en este caso, que si sabe lo que es domar, porque se ha formado, y doy fe, porque fue compañera de Facultad, y desde aquí le doy mi apoyo.
¡Ah!, ¡pero si no he puesto nada de Intereconomía aún! ¿Por qué será? ¡Ah sí, por las audiencias! Di unos breves minutos de publicidad, publicidad muy propia de esa cadena ¡Prepárense, pues, ahora! El primero ahí va. Omitiré hacer comentarios en ÉSTE. En la segunda parte del mismo se hace un empate con unas ideas contrarias a las de esta cadena. Afortunadamente. Aunque sinceramente, la primera parte no asusta, ni da miedo. Da pena por ellos y mucha risa de que sus argumentos sean definiciones de palabras creyendo que éstas están hechas por emisarios divinos y no por lexicógrafos (usted y yo también podríamos hacerlo). ¡Qué pueril! Vean.

ESTO SERÍA El NÚMERO DEL TRAPECIO. ¡ALEHOP!

A continuación, señoras y señores, un número que pasará a la historia por su compleja ejecución, haciendo fácil lo difícil. Acomódense. Advierto: esto puede herir la sensibilidad, más todavía. Aunque como el siguiente artista intereconómico circense (¡y me permito crear este adjetivo para un ente periodístico que se permite adjetivar todo menos a ellos mismos!) es “un poco cómico”, creo que vale la pena un sobreesfuerzo. (Si no hemos visto ya un poco de MAGIA  DE VERDAD). Por si no, rememoren, éste fue un mago de primera. Directamente venido de los circos más instruidos. Es el maestro de los maestros.

El siguiente sí es el NÚMERO ESPERADO. Prepárense. Los doctores en ética periodística (¿eso existe?), acomódense. Todos. Un prestidigitador de prestigio. ¡Qué bien, yo también me estoy preparando!


La rabia me hizo, al verlo, patalear, cabrearme, enmudecer y hasta llorar. No voy a ser cruel ni tan mal hablado como al principio, ¡ahora no!
Sólo voy a apuntar tres ideas (espero que noten mi contención, reflejo de mi indignación). ¡Paradójico verdad! Pues sí, la vida es así de paradójica en el mundo de la información.
  1. Preservativo, profiláctico, condón, funda elástica. Cuatro palabras para hablar de lo mismo. Sin entrar en lo miserable que es utilizar estos términos en países y regiones a los que se refiere (¡Qué lo intenten en una información sobre Madrid, Barcelona o Bilbao!, por ejemplo!), lo que está claro es que quieren hacer gala de una progresión temática en el desarrollo de las ideas y de un interés mayúsculo por un tema banalizado, pero, curiosamente, prestándole el máximo interés
  2. Dentro de la información se esgrimen y se justifican argumentos geográficos variopintos, que no tienen nada que ver con la información, esto es,  -seco aunque no cálido-. Se podría explicar en matemáticas el concepto de infinito para explicar cuántos platós de Intereconomía cabrían en el continente africano. También en esa explicación, se podría decir que en esos múltiples platós resultantes habría múltiples climas, con humedad, frío, lluvia, nieve, hielo y granizo. Sobra decir que lo de “continente negro” no es una generalización informativa de carácter cariñoso.
  3. El final del vídeo es de lo más que impacta (hay otras expresiones que no pienso, ni puedo, reproducir aquí). En el final de éste vemos la mano que les da de comer, al menos ideológica e y moralmente. Apuntando en ese sentido se comenta que la Iglesia  dice no a la promiscuidad, y que en toda relación priman los sentimientos. ¡Lo que no entiendo es que letras de la palabra relación no entiendo! Debe haber variantes en el español periodístico, en su libro de estilo. Relación económica y relación matrimonial serían dos expresiones armónicas, sin embargo relación sexual y relaciones humanas estarían contaminadas y contaminantes. ¡Es curioso! Los más extraño de todo esto es que su práctica periodística se basa, en el fondo, en el artículo 19 de los Derechos Humanos (¡curioso!), sin embargo llevados por su mismos argumentos, los artículos restantes (que incluyen lógicamente la palabra derecho) tendrían que convertirse, –siguiendo este circo-, en un chiste circense, válgame el juego de palabras, (si Intereconomía me lo permite).
A estas alturas, en este gran circo, el de la realidad, hemos llegado al punto de metaperiodismo o metacirco; esto es, el propio circo siendo consciente de que es un circo y preparados para hacer su trabajo: informar en serio sobre el circo de la realidad. Señoras y señores, con todos ustedes, El Mundo Today ¡Qué lo disfruten! En una de sus noticias decían hace poco que “tres de cada cuatro chinas son chonis”. ¡Viva el circo!

Ya me voy, no sin antes despedir este epílogo con un fragmento de una película memorable, realidad haciéndose pasar por ficción y no lo que diariamente vemos. ¡Qué lo disfruten!

Pd: Por si no se han dado cuenta esta escena justifica esta entrada, mejor, su título. Si Forrest Gump dice lo de que tonto es el que dice tonterías, ¿quién es el que dice gilipolleces? Por si alguien le queda duda de que no soy yo, (¡no sé quién será si no!), me ampara no tener el título de periodista y, en todo caso, el artículo 19 de los Derechos Humanos. Y si alguien hizo alguna inferencia con la palabra gilipolleces, es su propia mente la que la hizo, porque en este texto no aparece textualmente la palabra en cuestión con la que alguna persona podría creer que estoy informando o describiendo a alguien.

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